¿Te gustaría que alguien te diga cuál es mejor decisión?, podría ser ineficiente. Aún contando con la información, siempre habrá un componente que dependerá de las preferencias, gustos o miedos. En este tiempo de pandemia, de seguro hay circunstancias que hacen dudar si estamos en lo correcto.
Incluso, resolver sobre una sola alternativa, como sería el desear comprar un determinado vehículo sin considerar otros, es ilusorio, porque dejamos de confrontar las ideas y sólo nos justificamos. En contraposición, entre más posibilidades se analizan, entramos en un mar de incertidumbre que con frecuencia paraliza. ¿Qué hacer?
Primero, en términos de eficiencia, es importante tener claro el costo alternativo de lo que vamos a resolver. Es decir, contemplar todas las opciones, ya sea en situaciones como qué trabajo tomar, qué negocio emprender o en dónde depositar el patrimonio.
El segundo paso, es quedarte con pocas alternativas para concentrarte en las que en realidad son significativas para ti. Aquí, el ejerció viene en dos aspectos válidos, el descarte y la prioridad.
O sea, es imprescindible hacer un esfuerzo por eliminar las que en definitiva no queramos. Tal vez por tener consecuencias colaterales; al implican mucho riesgo; o van en sentido opuesto de nuestros principios, etc.
Por su parte, el acto de priorizar es relevante, pues detrás se encuentran las metas personales y lo que es trascendente en nuestras vidas. Por ejemplo, podría pensar en elegir un empleo en donde me pagan mejor, pero significa dejar de ver a la familia; la pregunta es si vale la pena.
Al priorizar estamos introduciendo un proceso cualitativo “¿cuáles son mis intereses? ¿me conviene?” En ocasiones podría ir en contra del impulso inicial y hacernos disuadir de lo que emocionalmente nos llamaba la atención.
Volviendo al ejemplo de las opciones de trabajo, hay que ponderar características adicionales al ingreso, como el crecimiento profesional; lo interesante de la actividad; el reconocimiento a la labor realizada; la imagen de la compañía; la proyección futura; el aprendizaje, etc.
Es difícil, con regularidad queremos el paquete completo y las alternativas tienen una mezcla diferente entre ellas; por eso, es fundamental tener en claro qué es lo relevante para nosotros y la familia.
Finalmente, no olvides revisar la “ecología” de la decisión; es necesario ver cómo son afectados quienes nos rodean, tanto en el corto como en el largo plazo. Hay un dicho muy mexicano que encaja perfectamente con la idea: “en ocasiones sale más caro el caldo que las albóndigas”
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