La saturación de los hospitales dependientes del Estado; el desabasto de medicamentos del gobierno; y el impacto de la pandemia son un buen contexto para entender porque es importante cubrirse con un Seguro de Gastos Médicos Mayores (SGMM); sin embargo, aunque es una protección financiera, en muchos casos habrá que desembolsar montos significativos de dinero, además de hacer un esfuerzo de organización.
1.- Los conceptos más obvios son el deducible y el coaseguro; el primero es la cantidad a partir de la cual inicia la cobertura y el segundo es un porcentaje respecto al total. Por ejemplo, si se presentó un evento que implicó una hospitalización por 300 mil pesos, pagarías 40 mil del deducible (suponiendo esa suma contratada) y 26 mil del coaseguro (suponiendo un 10 por ciento estipulado en la póliza)
2.- Algunos medicamentos y procedimientos quedan fuera al considerarse que no están relacionados con el padecimiento. Quienes revisan la documentación son con frecuencia doctores recién graduados y en ocasiones hasta veterinarios, sin conocimiento suficiente, basando sus conclusiones con un manual. A veces, la enfermedad genera repercusiones que no son cubiertas o, si en la búsqueda del diagnóstico, los laboratorios salen negativos los rechazan.
Los SGMM tienen acuerdos de descuentos que no se le transmiten al cliente y aparecen recibos altos por enfrentar. Por ejemplo, la compañía te indica que te dejo de cubrir 10 mil pesos y cuando vas a liquidar, debes pagar 40 mil.
3.- Si se optó por reembolso o se trata del seguimiento de una enfermedad crónica, se requiere orden y tiempo para la administración, con reportes médicos bajo los formatos oficiales, facturas, recetas, resultados de análisis e interpretaciones, si algo llega a fallar no se pagará.
4.- Tomemos en cuenta también que existe un lapso entre los gastos y la fecha del reembolso, porque puede haber tardanza en la resolución o tener que justificar cierto procedimiento. Para ello, es necesario contar con recursos o usar las tarjetas de crédito como un mecanismo de financiamiento momentáneo.
Todo lo anterior, con un mal servicio por parte de los hospitales y las aseguradoras. Esto es una llamada de atención para las autoridades y empresas involucradas, para que revisen el servicio al cliente.
Sin embargo, con una óptica económica, sigue siendo prioritaria la protección, pues hay contingencias imposibles de sufragar y terminan consumiendo el patrimonio y endeudando en exceso.
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