En el ámbito del coaching ejecutivo, un tema frecuente es el fortalecimiento de habilidades de comunicación. A menudo, los líderes cuidan el mensaje a transmitir, pero olvidan a la persona receptora, que es el verdadero objetivo. Para lograr una relación exitosa, es esencial establecer una conexión genuina entre ambos interlocutores.
Lo anterior, se alcanza mediante un enfoque consciente y deliberado, que incluye prestar total atención, además de procesar y ofrecer retroalimentación que demuestre la comprensión.
La era digital y la inteligencia artificial han simplificado aspectos de nuestra vida, como la comunicación instantánea y el acceso rápido a la información. Sin embargo, este ritmo apresurado puede conducirnos a descuidar habilidades que requieren un manejo pausado y reflexivo.
La idea de que podemos llevar a cabo múltiples tareas de manera simultánea es un obstáculo, pues el cerebro es ineficiente para realizar diversas actividades cognitivas al mismo tiempo. Por lo tanto, es fundamental reconocer las restricciones y enfocarnos en una sola cosa a la vez, especialmente al conversar.
Conectar con el interlocutor implica interpretar el lenguaje no verbal y el contexto en el que se desenvuelve el mensaje, además de las palabras y el tono.
Algunos aspectos claves tienen que ver con la atención total, mostrar empatía, tener paciencia, parafrasear y resumir, hacer preguntas aclaratorias y brindar retroalimentación. Con dichas herramientas se da la certidumbre que se está escuchando seriamente y existe la posibilidad de despertar el interés.
Estos elementos generan una comunicación auténtica, lo que favorece el entendimiento, la confianza, la prevención de malentendidos y evitar conflictos.
La práctica de la conexión auténtica puede verse afectada por la era digital y el consumo de información rápida. Además, se trata de un proceso mental y emocional exigente que se dificulta sostener durante un largo periodo. Habrán de aceptarse las limitaciones y descansar para mantener la efectividad.
Procuremos el tiempo suficiente para platicar con el equipo y construir relaciones significativas. Ser paciente y poner atención nos ayudará a estar más presentes y comprometidos en nuestras interacciones, lo que, a su vez, mejorará la comunicación y permitirá forjar conexiones sólidas.
En este sentido, es primordial que los directivos y gerentes desarrollen y perfeccionen sus habilidades de enlace auténtico con las personas. Un buen líder debe ser capaz de transmitir sus ideas de forma clara y persuasiva, pero también escuchar activamente y comprender las necesidades, preocupaciones y opiniones de su equipo.
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