Mientras algunos jóvenes desean retirarse a temprana edad, hay viejos con la intención de seguir laborando, ya sea por necesidad o simplemente quieren ser productivos y les gusta su trabajo.
Hace unos días vi un post en Linkedin de una reclutadora de recursos humanos; narraba la contratación de una mujer de 60 años para un importante cargo administrativo. Decía que, aun contra las ideas y prejuicios sobre la edad, logró convencer de sus competencias y excelente formación. “Cuando le dije que había sido seleccionada, rompió en llanto diciendo que llevaba dos años sin trabajo, porque por su edad nadie había querido darle la oportunidad”
El empleo de personas mayores en las empresas es positivo, al aprovechar su experiencia. Probablemente les faltará actualización tecnológica, que pueden compensar al incorporarse en actividades con millennials y centennials para complementar sus habilidades.
Es difícil formar grupos de viejos y jóvenes; sería un esfuerzo de selección que redundaría en ventajas para la compañía y también para los trabajadores. Sería un mensaje muy optimista para lo organización; se habla de la igualdad de género y de raza, pero también existe la discriminación por la edad.
La visión cambia, no se trata de hacerlos trabajar largas jornadas laborales sino de que entreguen su sensibilidad sobre áreas que conocen a profundidad.
Las startups necesitan este enfoque. Les serviría de contrapeso para la rapidez con la que actúan y que para algunas significa el fracaso.
Otra alternativa es emprender a edades mayores, en donde diferentes generaciones pueden interactuar. Tal vez, los viejos aporten el capital y sensatez, mientras los jóvenes, la creatividad y entendimiento de un mercado que evoluciona con velocidad.
Como parte de los retos, está el adaptarse lo más posible a las nuevas tendencias. Con seguridad te ha tocado ser testigo de cómo personas de la tercera edad se incorporan a la denominada economía “gig” vinculada con el mundo de las aplicaciones.
Algunos buscan sobrevivir, porque la pensión es raquítica o no tuvieron la oportunidad de construir una red de protección para la vejez, al trabajar por su cuenta. También hay quienes poseen todos los recursos necesarios, pero todavía tienen mucho que ofrecer; no están dispuestos a irse a la mecedora y desean generar un ingreso para ciertos “lujos”.
Con el avance de la ciencia se vivirá más y con mayor calidad, permitiendo realizar actividades laborales. Es un tema sobre el cual debemos reflexionar, pues será difícil que los viejos del mañana estén sin hacer nada 30 o 40 años.
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