Hay dos extremos en la forma de relacionarnos con el dinero; podemos estar siempre preocupados por conservarlo y ser austeros; o, en contrapartida, gastarlo sin medir consecuencias. Ambos enfoques llevados a sus límites pueden afectar negativamente el bienestar al paso del tiempo.
Te invito a sopesar una perspectiva de “sentido de la vida”. Aunque escribo de finanzas y economía, considero que el dinero es un instrumento y no un fin en si mismo; de nada sirve administrarlo, si olvidamos la esencia de para qué lo queremos.
La pandemia ha forzado a confrontar la realidad con el encierro; el miedo a enfermar y morir; la pérdida de familiares y amigos cercanos; la manera de llevar a cabo el trabajo; la caída de los ingresos; además de una serie de aspectos colaterales que podrían llegar a deprimirnos. Es por eso conveniente hacer un replanteamiento hacia lo que en verdad es importante.
En lo personal, estoy reñido con quienes ofrecen “recetas mágicas” para hacerse rico, porque bajo esa óptica se presuponen equivocadamente que “todo lo bueno” está en función de los recursos económicos.
Investigaciones serias encuentran que hay un ingreso mínimo con el cual se alcanza un nivel de bienestar, pero pasando ese monto ya no aporta “felicidad” en igual magnitud y, por el contrario, llega a convertirse en una especie de “droga”, queriendo siempre más y sintiendo inconformidad.
Para seguir reflexionando te recomiendo la película “Yo Soy” que puedes ver en Netflix. Se trata de la historia de Tom Shadyac, destacado director de cine, quien después de tener una fuerte lesión, cambia por completo su estilo opulento de Hollywood a una vida sobria, encontrando la paz interior, además de la solución a sus dolencias.
Si quieres adentrarte en un enfoque psicológico te sugiero la lectura de un libro clásico “El hombre en busca del sentido”, cuyo autor Viktor Frankl creó una teoría llamada “Logoterapia”, después de haber sufrido la experiencia en un campo de concentración nazi.
Frankl dice “Vive como si ya estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan desacertadamente como ahora estás a punto de obrar”.
Creo que es muy poderosa la afirmación, porque nos hace recapacitar sobre nuestras acciones y revalorarlas para entender si vamos en el camino correcto. Deja claro que es perceptual y las respuestas no son externas, ni únicas; deben determinarse por uno mismo.
¿Cómo te sientes en tu relación con el dinero? Coméntame en Instagram: @atovar.castro
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