La semana pasada hubo dos noticias ligadas entre si e importantes para las finanzas personales. La inflación anual en enero fue la más baja desde hace dos años y el Banco de México decidió mantener la tasa de interés de referencia.
Aunque los porcentajes no hagan sentido desde la óptica de nuestros bolsillos, un repaso rápido del comportamiento de los precios nos indica que tuvieron su menor nivel histórico en mayor de 2016, registrando un 2.6 por ciento, para luego, en poco tiempo, alcanzar un 6.77 por ciento en diciembre de 2017, por lo que el banco central, cumpliendo con su mandato de ley decidió aplicar una estrategia de control monetario. Recordemos, la meta es situar esta variable entre 3 y 4 por ciento.
Un aprendizaje es que una política de control monetario “siempre” llevará como consecuencia la elevación de las tasas de interés y, por el contrario, cuando se encamina al objetivo, repercutiría eventualmente en una reducción de los réditos, hasta donde ambos rubros sean similares. Es por eso que los cetes a 28 días llegaron a su mínimo a principio de 2015 con 2.43 por ciento, mientras que ahora rondan el 8 por ciento.
Diferentes analistas sostuvieron en los pasados días que las tasas de interés alcanzaron su máximo, porque el proceso inflacionario fue moderado y que debemos ver en los siguientes meses movimientos hacia abajo en los réditos.
Quiere decir que para aquellos que prefieran el ahorro bancario podrían depositar a plazos largos para aprovechar los niveles altos de este momento y así obtener un mayor rendimiento con todo y la caída posterior de las tasas.
De concretarse dicha expectativa, significaría que habrá menos presión en el costo del crédito, ayudando a deudores y también permitiendo que la inversión productiva tenga una mejor perspectiva para generar empleo.
Para quienes piensan endeudarse, por ejemplo en una vivienda, podría ser recomendable aguardar para ver si se confirma la tendencia a la baja.
En cuanto a la reducción inflacionaria es obvio que es positivo para el manejo de los gastos cotidianos; sin embargo, esto apenas es un primer indicio.
De hecho, el Banco de México señala que continúan presentándose “importantes riesgos de mediano y largo plazo”, los cuales pudieran afectar las condiciones macroeconómicas del país, su capacidad de crecimiento y el proceso de formación de precios en la economía. Advierten que seguirán vigilantes.
Aun no podemos cantar victoria del todo. En el ámbito de las finanzas personales habrá de hacer nuestros propios pronósticos en torno a las tasas y la inflación. ¿Tú que esperas?
Twitter: @albertotovarc
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